La desindexación del salario mínimo

La historia del salario mínimo en nuestro país inició el 1 de enero de 1934, bajo el gobierno del Ingeniero Abelardo L. Rodríguez; de 1934 a 1962, solamente existió el Salario Mínimo General, escindiéndose en 1962 en Salarios Mínimos General y Profesionales. La mejor época vivida para los trabajadores de salarios mínimos fue de 1951 a 1976, periodo denominado de desarrollo estabilizador.1 Sin embargo, hace décadas que el poder adquisitivo de los salarios en México ha caído de manera dramática; tan solo para evidenciar esta afirmación, podemos señalar que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) manifestó que el crecimiento del salario mínimo mensual pasó de -0.1% a -0.6% en 2008, hasta caer en -1.1% en 2009. Hoy en día, el salario mínimo en México se ha convertido principalmente en un parámetro económico,2 sin importar a los legisladores y a la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI) lo que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) establece en su artículo 123, fracción VI, segundo párrafo, que a la letra dice: Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas. Y cuando decimos que el salario mínimo es un parámetro económico, queremos decir que poco a poco se fueron estableciendo normas en múltiples ordenamientos, entre ellos los fiscales, en donde la unidad de medida era el salario mínimo, así, por ejemplo se tasaron multas en salarios mínimos; se estableció el pago de algunos derechos, también en salarios mínimos; los créditos del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) a los trabajadores se calculaban en salarios mínimos y hasta los recursos a los partidos políticos se determinaban con base en este salario.

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