Revisión de origen: Un riesgo fiscal que debe medirse. Caso TLC México-Colombia

Con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (NAFTA o TLCAN) en 1994, conocimos el procedimiento que siguen las partes para verificar que los productos que se importan a sus países son originarios, es decir, que dichos bienes cumplen con las reglas de origen acordadas y, por consiguiente, pueden solicitar la protección del tratado, por ejemplo, el trato arancelario preferencial. Así entonces, con el propósito de evitar la triangulación (que bienes no originarios gocen de beneficios como si lo fueran), los países partes de un acuerdo comercial establecen tres elementos de control: reglas o requisitos de origen que deben cumplir los productores; un procedimiento de certificación que puede ser de libre reproducción o en el que intervenga el Estado en la emisión del certificado de origen; y el procedimiento de verificación o comprobación de origen, que puede ser mediante el envío de cuestionarios al productor o exportador del bien, o a través de una visita a las instalaciones de ese productor o exportador, para comprobar, entre otras cosas, que el bien sufrió una transformación sustancial (para bienes producidos, los animales y vegetales tienen otros mecanismos de comprobación de origen).

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