Automóvil usado por persona física profesionista enajenado tras pandemia

Durante el confinamiento, derivado de la emergencia sanitaria por SARS-CoV-2 (Covid-19), el mercado de automóviles usados tuvo un impacto negativo porque las ventas tuvieron tendencia hacia la baja, lo que ocasionó que disminuyera el valor de dichos automóviles usados aproximadamente en un 15%. Tras la pandemia, se revirtió ese efecto económico con un incremento de alrededor del 30%. Las personas físicas con actividad profesional, es decir, aquellos contribuyentes de la Sección I, Capítulo II, Título IV de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR), que compraron un automóvil usado en los años de 2020 y 2021 y que decidieron venderlo durante 2022 y 2023, obtuvieron una ganancia fiscal inusual porque: 1. Lo adquirieron durante la pandemia por Covid-19, cuando su valor estaba por debajo del valor de mercado en condiciones normales, y 2. Lo enajenaron después de la pandemia por Covid-19, cuando su valor estaba por encima del valor de mercado en condiciones normales. Como es sabido, en la enajenación de un automóvil usado por una persona física con actividad profesional sí se paga impuesto sobre la renta (ISR), siempre que el monto original de la inversión (MOI) deducible sea inferior a la proporción del precio de venta correspondiente al MOI deducible y/o el precio de venta sea superior al límite del MOI deducible, porque eso daría lugar a un MOI no deducible.

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