SAT vs. ANAM: todos perdemos

En las últimas semanas se ha evidenciado la disputa entre las autoridades tributarias de nuestro país: el Servicio de Administración Tributaria –SAT– (1997) y la nueva Agencia Nacional de Aduanas de México –ANAM– (2022). Ambos son órganos administrativos desconcentrados de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), cuya función es la de llevar a cabo las actividades de control y cobro de obligaciones de carácter fiscal y aduanero. Recordemos que al nacer el SAT, uno de sus 4 pilares fue la Administración General de Aduanas (AGA), a la cual se encomendaron las 49 aduanas que, hasta el año pasado, conformaban el control aduanero de nuestro país. A lo largo de 25 años, la AGA desarrolló y adquirió sistemas, plataformas, procedimientos y mecanismos para controlar el trámite del despacho aduanero derivando en el incremento gradual de la recaudación y control en los recintos fiscales. No obstante los esfuerzos de algunos funcionarios capaces y bien intencionados, la AGA no estuvo exenta de corrupción a su interior y de ineficiencia en sus funciones: graves señalamientos por parte de los gobiernos de Estados Unidos de América y Canadá por el ingreso de precursores químicos, armas y contrabando, y las cada vez más frecuentes noticias sobre extorsiones por parte de las autoridades aduaneras a los contribuyentes, marcaron cada sexenio a los funcionarios aduaneros. Ello derivó en una mayor presión al gobierno actual, a fin de definir el rumbo que nuestras aduanas debían tomar para garantizar el cumplimiento de las obligaciones nacionales, regionales e internacionales.

Debes ser suscriptor para descargar este artículo