Estímulos fiscales en la Región Fronteriza Norte. Una oportunidad para construir el México nuevo

Una nueva época de desarrollo impulsado por políticas de tipo fiscal espera para la frontera norte; nueva, porque se trata de un cambio de gobierno que se supone verá más a la izquierda y menos al neoliberalismo, más, me parece, como estilo, que en profundidad de ideas políticas y sociales. Es, sí, hasta donde sabemos los mexicanos, un nuevo equipo de personas que, en términos generales, no ha sido involucrado en los grandes escándalos de corrupción; ello sí podría ser lo nuevo: refrescar la política mexicana con un nuevo modo de vivir ciudadano, en una transformación hacia la honestidad de los servidores públicos que permee a todas las capas sociales y económicas del país. El estímulo fiscal en la región fronteriza norte (EFIN) es sin duda un gran intento que podría convertirse en el detonante de la actividad económica para esa zona tan asediada por el resultado de fallidas estrategias de combate a la delincuencia que no han atendido a las causas: una de ellas, el desempleo y los bajos salarios que se devengan por los trabajadores residentes e inmigrantes nacionales y extranjeros. Este estímulo es un intento. Si será positivo o no, el tiempo lo dirá, pero por lo pronto, se trata de un paso valiente para el nuevo gobierno porque tiene efectos directos en la economía; es un ejercicio de fines extrafiscales de las contribuciones, que está alejado de la teoría impositiva tradicional, pues sus fines no son recaudatorios, sino que se trata de una estrategia para impulsar el comercio y los servicios de la frontera norte. Trato aquí de reflexionar sobre los principales factores que generan el establecimiento de este estímulo fiscal en la región fronteriza norte, que no son nuevos, pero sí lo es, quizá, el enfoque integral y multidimensional de que se nutre, según la motivación del decreto del 31 de diciembre de 2018.

Debes ser suscriptor para descargar este artículo