Impuestos ecológicos como fuente de legitimación tributaria en el Estado Mexicano

No podemos desconocer que la protección al medio ambiente se ha convertido en una fuente de legitimación tributaria importante a nivel internacional, lo que ha permitido a los países fortalecer sus ingresos tributarios bajo este rubro. Vemos este ejemplo en países como Canadá, que estableció un gravamen en julio de 2009 a la emisión de dióxido de carbono. Igualmente, Dinamarca instituyó una tasa de 12 euros por cada tonelada del mismo, Suiza, a su vez, una tasa de 12 francos por tonelada también de dióxido de carbono, y finalmente, Australia, estableció un impuesto de 23 dólares por emisión de cada tonelada de dicho compuesto, a partir de julio del año 2012. Si bien es cierto que los tributos ambientales son un instrumento económico internacionalmente utilizado para prevenir el deterioro del medio ambiente, también lo es que estos impuestos son del tipo de tributos llamados “extrafiscales”, dado que no se pueden establecer para financiar los gastos públicos de forma general, sino que su rendimiento debe destinarse a la finalidad para la cual fue implementado el impuesto ambiental en cuestión. Esto es, los denominados impuestos ambientales o ecológicos tienen como finalidad alcanzar medidas sociales y no recaudatorias, buscando compensar o evitar los daños causados al medio ambiente.

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